Empieza a hacer calor otra vez, y ese fuego que me nubla los
sentidos comienza a amenazar… Ustedes saben que el calor sofoca a Anne, que
comienza a despertar de su letargo, sedienta, con hambre de una nueva víctima…
Pero hay alguien que se ha cruzado en su camino… Sentía su
aroma desde las tinieblas, un perfume como el suyo, y un calor que la hace
renacer desde el infierno…
Está desconcertada, su cuerpo está descontrolado, sus labios
piden sangre… tu sangre… y un alma que desgarrar…
Sabe que no eres como los otros, ¿ángel o demonio?, sabes
bien jugar con fuego, y ella es apenas una niña asustada con una sed que no
sabe controlar… Ansía devorarte, convertirte en uno más de su séquito de esclavos
obtusos, que la siguen ciegamente… O tal vez no… quizás esta vez quiera un
compañero que la guíe en las noches, alguien que la transforme, que tome su cuerpo
y la obligue a ser su esclava.
‘¿Vivirías por mí?’
‘Cruzaría el infierno para buscarte’…
‘¿Quién eres?’
‘Sólo un buen samaritano que se ha cruzado en tu camino…’
He caminado mucho pero no importa, los pasos han sido cuidadosos y precisos, los ocultos senderos los correctos, la brisa de la noche llevo mi esencia diligentemente, la luna proyecto mi sombra, mi siniestra y fascinante sobra en el lugar exacto del inframundo.
ResponderEliminarLa carnada fue colocada y ya siento los primeros tirones en la línea.
Sigo caminando, las calles están heladas y la niebla parece cristalizarse en el aire de la madrugada, casi no soporto el calor, me sofoco. Unos hombres se cobijan en torno a una fogata, algunos pordioseros, vagos, ebrios, una postal repetida en cientos de ciudades, en miles de noches; me acerco y finjo desentumecerme las manos casi sobre la llama, el fuego me refresca, respiro hondo y siento como ese aire caliente mezclado con el humo me hiela por dentro, me reanima y despeja mis sentidos.
En un rincón, escondiéndose bajo una capucha harapienta descubro un demonio, seguramente esperando la oportunidad de devorar alguno de aquellos infelices, lo miro fijamente, él entiende y se va maldiciendo la suerte de haberse cruzado con un Grigori, si me hubiese atacado no hubiera podido contra el pero siempre me arriesgué así, apostando más de lo que puedo pagar, mucho más de lo que tengo, lo importante no es saber jugar con fuego sin quemarse sino que no te importen las llagas ni la propia carne chamuscada.
Espero pacientemente, el corazón se acelera, las venas se hinchan, debe estar todo listo para saciar su sed, para entrar en ella y poseerla desde adentro. Ella algo sospecha pero aún así me busca, no puede controlar ese deseo, la sed de sangre la esclaviza y yo desprecio a los esclavos, salvo a aquellos que solo lo son para poder revelarse. ¡Si supiera que al ser mi esclava, que al someterse a mi voluntad lograría dominarme!
He abandonado el noveno círculo para llegar aquí, a ella.
Observo que uno de los vagos saca una faca de sus ropas y se aleja por un callejón ¡Es el momento! Lo sigo sin que lo note, él se acerca a una joven, ella está muy pálida y permanece inmóvil como si estuviese ida, el vago le lanza un golpe con el cuchillo directo a la garganta, detengo su mano a centímetros de la mujer y de un golpe lo derribo sin esfuerzo, ella voltea su rostro hacia mi y me observa con la perplejidad de quien muy íntimamente sabe que encontró aquello que buscaba pero aún no acaba de darse cuenta.
- ¿Quién eres?
Su voz me atraviesa, la respuesta a esa pregunta encerraría poco menos que el destino final de nuestras existencias.
- Solo un buen samaritano que se ha cruzado en tu camino...